10 diciembre 2010

Algunos malos hábitos de los directores de alabanza


Los líderes de alabanza ocupan un lugar que requiere mucho desarrollo de la sensibilidad. Por esta razón una de las habilidades que más debemos cultivar es un examen muy sincero de nuestras habilidades y prácticas durante tiempo que guiamos la adoración. Este auto-examen nos permitirá mejorar y a la vez transformarnos en agentes de bendición para la congregación en el tiempo de la música.

Aquí hay una lista de hábitos que comienzan con un sincero deseo de liderar y de devoción, pero que terminan siendo una distracción a la hora de alabar comunitariamente.[1]

¿Has sido alguna vez….

1.     El líder de alabanza show-man:
Este es el líder de alabanza que busca mostrar en cada momento un gran virtuosismo técnico en lo que está haciendo. El equipo de baile danzando, con grandes luces y letras de neón que parpadean con la palabra D I O S. El show es tan vistoso que distrae, distorsiona y desenfoca el tiempo de adoración.
En este extremo la “performance” puede sonar como algo poco espiritual, sin embargo en 1 Crónicas 25:7 dice que los músicos escogidos para este rol en la adoración a Dios eran expertos y capacitados para tocar instrumentos.
De esta manera debemos tener en claro que , nuestra entrega de la música debe siempre traer la gloria a Dios.
En este sentido es importante mantener una actitud de humildad para preguntarle a la gente adecuada, si algo de lo que estoy diciendo o haciendo en la dirección de la alabanza puede distraer la atención de la adoración a Dios.

2.     El líder de alabanza “Perdido en el espacio”
Generalmente es alguien que está intentando sinceramente concentrarse en Dios para discernir las cosas del Espíritu. Sin embargo, mantiene sus ojos cerrados todo el tiempo y no ve lo que está sucediendo en la esfera “del primer cielo”
Es importante que un líder de alabanza sea primero y sobre todas las cosas un adorador. Sin embargo, es importante también saber que cuando estamos guiando a la adoración, nos transformamos en una especie de “meseros”. No es nuestro tiempo para sentarnos y esperar que nos “sirvan”, somos nosotros los que debemos estar atentos a las necesidades de los demás.
Nosotros debemos adorar, pero de la misma manera, debemos saber que tenemos un rol en ese momento y no debemos perder eso de vista.
Debemos ser sabios en seguir conectados con Dios pero a la vez estar pendientes de lo que Dios está haciendo con la gente.
Si no lo puedes hacer, es importante orar y buscar consejo para saber si tienes o no el don para dirigir la adoración.

3.     El líder de alabanza predicador
Este es el líder de alabanza que siente la necesidad de hablar antes de cada canción o rellenar cada espacio de pausas entre canciones.
Líderes de adoración: Dejen predicar al predicador.
A veces podremos empezar la alabanza con una letra mayúscula para que todos entiendan lo que estamos haciendo, usaremos pasaje de la escritura compartiremos un pensamiento inspirados. Recordemos, sin embargo, que nuestro rol es más bien mantener el “fluir” de la adoración a Dios, no predicar.
Algo pequeño a veces puede transformarse en algo muy largo… debemos actuar con mucha mesura.

4.     El líder de alabanza “loop”
Un loop es un trozo de canción o de video que se repite en forma infinita.
Este líder de alabanza convierte cada canción en una repetición interminable del verso, coro, verso, verso, etc. en la medida en que el “espíritu” le va diciendo al líder que hacer. Si bien hay veces en que Dios claramente nos puede mostrar un énfasis específico debemos ser sabios y hacer todas las cosas con moderación.
Puede ser que en algún momento sintamos que debemos enfatizar alguna parte de la canción o un coro de manera de subrayar algo que Dios está haciendo. Pero si te encuentras a ti mismo haciendo esto siempre con una canción en especial, o usas una forma recurrente todas las veces que lo haces, pon cuidado.
Hay veces en que no hay nada de malo tocar la canción como aparece en el CD y luego simplemente....terminarla.

5.     El instructor de adoración aeróbica
Este es el líder de alabanza que nos hace sentarnos, pararnos, aplaudir, levantar las manos, saltar, arrodillarnos, etc.
Si bien es importante guiar a las personas en algunas expresiones físicas de alabanza, es esencial recordar que debemos ser respetuosos con la gente.
Hay que ser muy cuidadosos en no manejar espiritualmente a la gente para que haga algo que nosotros queremos que hagan. (ej:“si realmente amas al Señor levanta tus manos”)
Es así que debemos poner mucha atención en la forma en como nos comunicamos con la gente. 

Un forma de prevenir este último exceso es que nos auto-percibamos como anfitriones de una casa:
-       Cuando alguien llega a nuestro hogar le decimos generalmente “que bueno que viniste, pasa y toma asiento si quieres”. Buscamos que la persona se sienta en un ambiente familiar, sin forzarlo, ni hacerle sentir incómodo.
-       Por la misma razón no le decimos: Entra, siéntate, levanta tus manos, usa la servilleta, anda al baño, saluda a mi esposa, cierra los ojos, dile a mi esposa: “te quedo rica la comida”.
-       Es mucho más amigable si usamos frases como “si te sientes con la libertad de hacerlo levanta tus manos y dile al Señor”, “Te invito a tomar asiento”, “los invitamos a entrar, vamos a comenzar la reunión”, etc.


6.     El líder de alabanza “gruñon”
Este es aquel que regaña a la gente por cualquier razón. Corrige a los hermanos que llegaron a la hora por culpa de los que viene atrasados, dice que no son espirituales los que no levantan las manos, se distrae y enoja con problemas técnicos, mira en forma despreciativa a sus músicos cuando se equivocan, etc.
Una vez más: debemos ser respetuosos con la gente y con nuestros compañeros.
No debemos dejar que nuestras situaciones o percepciones personales entorpezcan el proceso de Dios en el tiempo de adoración.
En este sentido es importante cuidar el tono con que decimos las cosas. Tal vez la forma de hablar nuestra no es de alguien enojado, pero sí de alguien muy melancólico o de alguien hiper-ventilado. Debemos revisar la forma en como nos comunicamos para ser efectivos en lo que queremos transmitir.


Cuando diriges la música ¿prácticas algunos de estos malos hábitos? ¿Qué puedes hacer para corregirlos?. Recurre regularmente a personas maduras para que pueda evaluar tu desempeño y así puedas ir perfeccionando tus dones.



[1] “ Lead worship insights”, Paul Baloche

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