Les comparto el siguiente artículo publicado en el diario La Tercera del sábado 23 de abril. Es interesante ver que la buena ciencia sigue comprobando la veracidad del texto bíblico.
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Durante los últimos años, una seguidilla de hallazgos ha dado un impulso  sin precedentes a la arqueología que estudia personajes y eventos  descritos en los Textos Sagrados: desde la existencia del rey David  hasta la tumba de Herodes el Grande. 
Tras una agobiadora  jornada de trabajo bajo el sol de Israel, el equipo de arqueólogos del  Union College de Jerusalén se preparaba para una pausa entre las ruinas  de Tel Dan, una antigua ciudad del norte. Pero antes de descansar, Gila  Cook -una de las encargadas del equipo- notó una inusual sombra en una  de las paredes que habían quedado expuestas, tras excavar lo que había  sido la entrada principal. 
Era el 21 de julio de 1993 y, según relata la exploradora, al  acercarse descubrió un trozo de basalto que sobresalía del piso y que  tenía un texto escrito en arameo antiguo. Emocionada, llamó a viva voz a  Avraham Biran, investigador en jefe. Su sorpresa fue inmediata: tenían  una inscripción sobre una victoria militar del rey de Damasco en el  siglo IX a.C. que mencionaba al "rey de Israel" y "la casa de David". 
La noticia fue un suceso histórico y científico. Por primera vez se  había encontrado una referencia no bíblica que comprobaba la existencia  del monarca, figura central de las escrituras cristianas y reconocido no  sólo por sus grandes dotes artísticas y de guerrero, sino por ser un  ancestro de Jesús. Luego de siglos de exploraciones y especulaciones,  que incluso hablaban de que David había sido inventado por escribas  hebreos, se descubría un texto gestado por un enemigo del monarca. 
Ese fue el punto de partida de una seguidilla de hallazgos que en los  últimos años han dado un impulso sin precedentes a la arqueología  bíblica. Una disciplina que surge tras el descubrimiento de los rollos  del mar Muerto (1947), cuando los científicos dejan de considerar al  texto religioso como una historia que sólo cabía desmitificar y  comienzan a usar la Biblia como una brújula escrita para guiar las  excavaciones. 
Los esfuerzos más recientes por escudriñar en los textos sagrados han  rendido frutos, al lograr ilustrar episodios como la batalla entre  David y Goliath y eventos relacionados con la vida de Jesús, los que se  han ido enriqueciendo con detalles que permanecían perdidos en el tiempo  (ver infografía). Sin embargo, en este proceso la ciencia también ha  sacado a la luz reliquias que cuestionan algunos pasajes bíblicos, como  el Evangelio de Judas, que parece mostrar cómo Jesús le pidió a su  apóstol que lo entregara a las autoridades. Este rol de comprobación y, a  veces, de refutación, es uno de los principales desafíos de la  arqueología bíblica, dice a La Tercera Robert Cargill, arqueólogo de la U. de California. 
"La arqueología nos ayuda a mejorar nuestra comprensión de la Biblia.  De la misma forma en que visitar un sitio permite comprender su legado  histórico. A veces, nos da evidencia que la contradice. Por ejemplo, no  hay ninguna prueba del éxodo de los judíos de Egipto o del gran diluvio.  Pero también hay muchos hallazgos en Jerusalén y otros lugares que sí  apoyan estos textos", dice Cargill. Y agrega: "La idea es no desechar la  Biblia por completo sólo porque algunos pasajes no pueden ser  verificados. Este libro es una antigua pieza de literatura, que debe ser  examinada por lo que es: una antigua colección de documentos que nos  dan información no necesariamente sobre lo que ocurrió, sino sobre lo  que la gente creía en el mundo antiguo". 
Comprobando las Escrituras
Si se les pregunta a los expertos cuáles son los hallazgos que han  marcado los últimos años, algunos nombres de lugares y personajes suelen  repetirse. Uno de ellos es el que asombró al mundo en 2007, cuando los  exploradores liderados por el arqueólogo israelí Ehud Netzer anunciaron  el descubrimiento de la tumba del rey Herodes el Grande, en Herodium, al  sur de Jerusalén. El monarca, nombrado por los romanos para gobernar  Judea entre el 37 a.C. y el 4 a.C., es descrito en la Biblia como el  impulsor de la llamada "masacre de los inocentes" (al saber del  nacimiento de Jesús, ordenó la muerte de los menores de dos años en  Belén).
Pero, además de su nefasta fama, fue conocido por su grandilocuente  visión arquitectónica, al ordenar la construcción de murallas alrededor  de la antigua Jerusalén y la casi mítica fortaleza de Masada, último  bastión de la rebelión judía ante los romanos en el 73 d.C. La mayoría  de los arqueólogos asumía que había sido enterrado en Herodium, pero fue  una monumental escalera de 6,5 m de ancho construida para la procesión  funeral de Herodes -descrita en detalle por el historiador Josephus- la  que finalmente guió a Netzer a un gran sarcófago destrozado de 2,5  metros de largo. En el interior no había restos humanos, pero sus  detallados ornamentos y las edificaciones del lugar hacen que los  expertos afirmen que allí estuvo el cuerpo del monarca.
Según explicó Netzer en 2007, el descubrimiento puso fin a 30 años de  búsqueda y dio sustento a la mítica ambición de Herodes: Herodium es el  único sitio que lleva su nombre y fue elegido por el rey para  inmortalizarse, integrando un gigantesco palacio ubicado en la cima de  una colina desértica. "Este hallazgo es significativo porque pone en  perspectiva a Herodes, una figura clave para el cristianismo", señaló a  The Guardian.
Ilustrar cómo un rey elaboró una majestuosa tumba ayuda, según dice a  La Tercera Israel Filkenstein -arqueólogo de la U. de Tel Aviv-, a los  especialistas a ahondar en el contexto económico, social, político y  demográfico que marcaba la época en que se escribieron los textos. Una  opinión que comparte Michael Coogan, profesor de estudios religiosos de  Stonehill College (EE.UU.): "Si tomamos el ejemplo de una ópera, la  Biblia sería el libreto y la arqueología, el escenario en que  transcurre", indica a La Tercera. 
Si bien en los últimos años se han efectuado descubrimientos en  varias zonas de Israel -incluyendo una sinagoga en el pueblo de Migdal,  donde Jesús habría orado regularmente, y casas de 2.000 años en Nazaret,  que revelan un pueblo de apenas 50 hogares y con un estilo de vida  humilde-, la gran mayoría se concentra en Jerusalén. Restos de cerámicas  y otros objetos muestran que la ciudad fue habitada desde el 4000 a.C.,  aunque fue el rey David quien la estableció como capital del reino  unido, en 1000 a.C.
Y fue su hijo quien edificó el primer templo de la ciudad. El Libro  de los Reyes narra como Salomón trajo a su esposa egipcia a la ciudad de  David, donde había construido su hogar y una gran muralla. En 2010,  arqueólogos encontraron en Jerusalén una gigantesca muralla del siglo X  a.C. que brinda sustento a la existencia de un palacio real y una  capital fortificada bajo el control de un rey. Además de la estructura  descubierta -que tiene 10 m de alto y 70 m de largo-, se halló una  monumental torre y un gran pórtico.
"Esta es la primera vez que nos topamos con una estructura que se  ciñe a las descripciones de las obras de Salomón. Encaja en la historia  bíblica y mejora nuestra habilidad de establecer un nexo con la muralla  de Jerusalén. Es muy probable que la Biblia, como las historias de  muchas dinastías, preserve un núcleo esencial de verdad", indicó el  arqueólogo Eilat Mazar al sitio de noticias Haaretz.
El capítulo de Jesús
Las evidencias ligadas a los pasajes más recientes de las Escrituras,  especialmente a la vida de Jesús, su familia y apóstoles, también están  saliendo a la luz en forma de objetos y textos. Ya en 1968 exploradores  encontraron los restos de un hombre de unos 20 años en una cueva, al  noreste de Jerusalén. Fue un hallazgo considerado único, ya que si bien  los romanos eran conocidos por crucificar a miles de rebeldes, ladrones y  desertores, nunca se había encontrado una víctima de esta técnica. Y  los restos corroboraron la descripción bíblica de esta ejecución: el  tobillo izquierdo del hombre presentaba un clavo de 11 cm que lo  atravesaba y un pequeño rectángulo de madera entre el hueso y la cabeza  del clavo, para evitar que liberara su pierna de la cruz. 
La evidencia no sólo corresponde a una época similar a la crucifixión  de Jesús mencionada en la Biblia, sino que, según los expertos, da  sustento a la descripción de su entierro. Durante décadas se creía que  los romanos se limitaban a lanzar los cuerpos en fosas comunes, para que  los devoraran los animales y así imponer miedo. Pero el cuerpo mostró  que, en ciertas ocasiones, permitían un procedimiento fúnebre como el  mencionado en las Escrituras. 
Exploraciones más recientes de Jerusalén y sus alrededores han dejado  al descubierto referencias no ligadas tanto a la muerte de Cristo, sino  que a la imagen que propagaban sus milagros y a los personajes que lo  rodearon, como Juan el Bautista. Hace siete años, trabajos en el barrio  de Silwan dieron la ubicación de una pileta donde, según la Biblia,  Jesús le devolvió la vista a un ciego y en 2008, arqueólogos submarinos  recuperaron en la bahía de Alejandría (Egipto) una vasija de fines del  siglo 1 d.C. que dice Dia chrstou o goistais ("Cristo, el mago").
De acuerdo con Franck Goddio, del Centro Oxford de Arqueología  Marítima, se trataría de la referencia más antigua conocida de Jesús  fuera de la Biblia. Las palabras en la inscripción ilustrarían, además,  cómo el cristianismo y el paganismo se entrelazaron durante los primeros  años posteriores a la crucifixión. El investigador señaló a Discovery  News que es muy probable que algún mago haya escrito "Cristo" en la  vasija para legitimar sus propios poderes invocando su nombre: "Es muy  probable que en Alejandría -donde, además, se encontraría uno de los  palacios de Cleopatra- supieran de la existencia de Jesús y sus  legendarios milagros".
En 2004, los arqueólogos hallaron una pista del legado de Juan el  Bautista, al localizar una cueva en Jerusalén que pudo haber sido  utilizada por este personaje para algunas de sus ceremonias. El lugar,  de 21 metros de largo, fue excavado entre el 800 y 500 a.C. e incluye  una serie de tallados del siglo V d.C. que muestran la imagen de un  hombre con un báculo. No hay evidencia directa del nexo entre el lugar y  Juan, pero el arqueólogo británico Shimon Gibson dijo a Fox News  que los tallados, más una piedra usada para el lavado de pies y la  proximidad con el lugar donde vivía Juan, hacen presumir que la cueva  fue utilizada por él. 
"Aparentemente, este sitio fue adoptado por Juan el Bautista, quien  quería un lugar al que traer gente y así realizar sus rituales y  propagar sus ideas sobre el bautismo", agregó Gibson. Amihai Mazar,  arqueólogo de la U. Hebrea de Jerusalén, señaló a La Tercera que pese a  la falta de confirmación del nexo, hallazgos de este tipo ilustran las  costumbres y ritos de la época: "Ahora podemos reconstruir la forma en  que la gente vivía, cómo se veían los asentamientos, cuál era su  economía y su estructura social". 
Objetos de controversia
Claro que los hallazgos no han estado exentos de controversias, casi  siempre precedidos espectacularidad mediática. Uno de los episodios más  simbólicos en este sentido ocurrió el año pasado, cuando se anunció el  descrubimiento del Arca de Noé en la cima del monte Ararat (Turquía).  Tras una serie de críticas por sus incongruencias en términos de  datación, fue calificado como falso.
Algo similar podría ocurrir con el anuncio de hace pocos días sobre  el supuesto hallazgo de dos clavos usados para crucificar a Jesús. El  documental, guiado por Simcha Jacobovici (quien hace años dijo haber  encontrado la tumba de Jesús), mezcla datos empíricos con una serie de  presunciones para narrar el hallazgo de estos objetos en una tumba  explorada en 1990 y que, por alguna razón, fueron a dar al laboratorio  de un antropólogo en Tel Aviv, donde permanecieron olvidados. 
El principal argumento del realizador es que en el sepulcro también  se encontró un osario que sí tiene respaldo científico y que tiene un  nexo con la muerte de Jesús: una urna con restos humanos y la  inscripción de "Caiaphas", nombre del alto sacerdote que organizó la  captura de Jesús. Robert Cargill, quien integra un comité de arqueólogos  de EE.UU. dedicado a rebatir anuncios que carecen de fundamentos  necesarios, dice a La Tercera: "Este tipo de presunciones son realizadas  por aficionados, no por arqueólogos profesionales. Usualmente, son  trucos para ganar dinero o convencer a la gente de un cierto argumento  de fe".
Sobre lo que aún los científicos no logran consenso es el Evangelio  de Judas. El texto, de 1.700 años de antigüedad y escrito en copto o  egipcio cristiano, sigue causando polémica, no porque se dude de su  autenticidad, sino por su significado. Si bien la Biblia describe a  Judas como un traidor, la traducción inicial muestra al apóstol como el  amigo más cercano de Cristo y el discípulo que sacrifica a su maestro a  petición de éste, lo que implica una reinterpretación de los textos  bíblicos. Otros análisis, sin embargo, postulan que el texto no dice  eso, sino que Judas fue un "demonio" y que sí traicionó a Jesús. 
Al analizar lo que queda por descubrir, los investigadores se  dividen. Algunos mencionan ciudades o más detalles del rey Salomón, pero  el mismo Robert Cargill afirma que el requisito clave, tal como ha sido  hasta ahora, es descifrar más información sobre la vida diaria de la  sociedad en que se elaboraron los escritos: "Un hallazgo soñado sería  algo como los rollos del mar Muerto, un grupo de documentos que abra una  nueva ventana para entender la forma en que pensaba e interactuaba esta  gente miles de años atrás. Me encantaría hallar algo escrito en un  idioma nuevo y descifrarlo. O encontrar un palacio o templo, porque  ningún explorador serio diría que encontró el Arca de la Alianza, la  cruz de Cristo o el Santo Grial".
LOS CONTENIDOS DEL OSARIO
El osario de Caiaphas mide 37 centímetros de alto y 75 centímetros de largo. En su interior se encontraron huesos de dos bebés, un niño, un adolescente y del hombre de 60 años identificado como Caiaphas.Dentro de la tumba descubierta en Jerusalén, los arqueólogos también encontraron otros 12 osarios fabricados con piedra.

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